18 enero 2010

Para levantar otro pesado lunes.

Cinco días sin pasar por aquí son demasiados. Tratando de retomar malas costumbres, voy a recuperar un personaje que tenía olvidado y que ha vuelto a cruzarse en mi camino por un vistazo de soslayo que eché a mi pasado este fin de semana, casi sin querer, pero de forma inevitable. Hoy me acerco a Lewis Allen Reed, al que todo el mundo conoce como Lou Reed. Considerado por muchos el padre del rock alternativo, ese fenómeno que hoy todo el mundo conoce como Indy ya lo hacía este tio hace más de 40 años. Nació en New York en 1942 y aspiraba a ser escritor, pero se le fue de las manos, por fortuna y acabó haciendo música. Su intención era llevar la sensibilidad de la novela a la música, hacer la gran novela americana en un disco. No sé si lo conseguirá, pero desde luego está bastante cerca.  
En la década de los 60 funda The Velvet Underground formación con la que escribirá canciones que pasarán a la historia del rock como Heroin, Rock and Roll y Sweet Jane (sí, la misma Dulce Jane que muchos conocéis gracias a los Lynyrd Skynyrd). El grupo se disolvió en 1970 sin ningún éxito comercial, sin embargo a día de hoy continúa siendo un referente obligatorio en el mundo de la cultura Underground. No obstante, la llamada Revolución de Terciopelo que derrocó el régimen comunista de Praga en 1989 debe su nombre, en parte, a este grupo musical (La resistencia de terciopelo) del que el dramaturgo Václav Havel, padre de esta pacífica revuelta, era seguidor. Lou Reed está considerado padrino oficial de este movimiento político, pero eso es otra historia. 
Adelantado a su tiempo, siempre nadó contracorriente. Su primer disco, que llevaba su nombre por título, pasó sin pena ni gloria por críticos y público. Así que se reinventó y en 1972 saca a la luz Transformer, un disco de glam rock producido por David Bowie (otro que bien baila...) y a continuación Berlín. Comienza a tratar temas que en el mundo de la música no explotará hasta finales de los 70, comienzos de los 80 con el movimiento punk. Canta al desasosiego, a lo sórdido, casi enfermizo, un mundo envuelto en decadencia, drogas, prostitución... sería el equivalente a uno de los poetas malditos del XIX. Utilizaba una estética sadomaso, de cuero y tachuelas, cuando todo el mundo vivía instalado en la cultura Hipie; cuando su compañía discográfica le exigió publicar un disco comercial, Reed se deshizo de ellos publicando de forma intencionada Metal Machine Music (1975), considerado uno de los discos más insoportables de la historia, lleno de guitarras sintetizadas con notas ficticias imposibles de copiar. Adicto a todo tipo de drogas, sobre todo cocaína y heroína, no en vano dos de sus canciones insignia (Walk on the Wild Side y Perfect day) tratan esta temática como base, decide abandonarlas en la década de los 80 para intentar tratar asuntos más serios tanto en su vida profesional como privada. En 2001 fue víctima de un bulo que afirmaba que Reed había muerto a consecuencia de una sobredosis de heroína. Su último disco de estudio es de 2007. 
Genio, figura y talento increíble hacen de Lou Reed un imprescindible de cualquier melómano que se precie. Yo descubrí The Velvet Undergroud por casualidad en un viaje a Praga y desde aquí recomiendo que os toméis un instante de vuestro tiempo para disfrutarlos porque no os arrepentiréis, a Reed no hay que venderlo todos lo habéis escuchado. Que no? Un botón.



Raras veces ocurre que una versión supere al original, pero con este tema los Lynyrd Spynyrd lo bordan tanto que casi las superan. Búscala y verás lo que digo.

     

Ya la conocías, ¿verdad? Albert Pla tinene un cover muy graciosos de este tema.



Quizá la más oscura de todas. Una elegía a la adicción de Reed a la heroína. Fue banda sonora de Trainspoting, dura pero real.

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