13 enero 2010

La decisión del miedo.

El miedo nos paraliza. Es un hecho. Modificamos nuestra conducta, nuestras acciones, nuestros sentimientos de acuerdo a las consecuencias que creamos sufrir, que temamos sufrir. Todos los miedos son el mismo miedo, varía la fuente de la que mana, sin embargo jamás he creído que existan miedos irracionales. Yo no temo a las arañas pero conozco mucha gente que les tiene una fobia atroz, y os garantizo que ellos te darían mil razones de peso para justificar ese pavor. Sin ir más lejos yo vivo rodeado de miedos que la mayoría de vosotros consideraría absurdos, pero están tan arraigados dentro de mí que es prácticamente imposible deshacerse de ellos, probablemente son infundados la mayoría, pero forman parte de lo que soy. Da igual lo que hagamos, siempre tendremos algo que temer, y cuando uno desaparezca surgirá otro de forma inmediata. Tenemos miedo al dolor, a lo que sentimos, a los cambios, a la gente, a que nos hagan daño o a hacerlo, a equivocarnos, a darnos cuenta de que había mejores opciones, al rechazo... en resumen, miedo a lo que no conocemos. Por eso nos tenemos tanto miedo a nosotros mismos. Ya lo dice el refrán: más vale malo conocido... Pero ¿y si lo que viene es mejor que lo que teníamos? nunca lo sabremos por el temor a descubrirlo. 
Es curioso el ser humano. Cuando nos equivocamos preferimos vivir dentro de ese error por si la solución es peor que el remedio. Sólo cuando nos vemos atrapados, desesperados, tomamos decisiones sin meditar las consecuencias. Cuando nos persiguen y nos acorralan frente al acantilado sólo tenemos dos opciones: saltar o pelear, las dos son igual de válidas, igual de respetables y ahí, en ese preciso instante no pensamos cuál de las dos es mejor, simplemente lo hacemos. Muchos ni siquiera ven el acantalilado, continúan corriendo, ¡saltan! ya se preocuparán por el camino de cómo salir lo mejor parado. Lo maravilloso es que justo en ese momento, en el vacío, tenemos la sensación de que estamos más vivos que nunca. Irónico ¿verdad?   
Dicen que de ningún cobarde se ha escrito nunca nada, y tal vez sea cierto, pero también es verdad que, a veces, ser valiente sale demasiado caro, aunque creo que vale la pena. Piensa en esto. No exponemos gratuitamente a daños que por instinto de supervivencia rechazaríamos si lo meditáramos un poco. Lo hacemos sin pensarlo, de forma mecánica, bien porque no podemos evitarlos, bien porque no nos asustan lo suficiente. Sin embargo, tomar decisiones que puedan afectar a nuestro equilibrio mental nos aterra, nos lleva por la calle de la amargura, nos quita el sueño.. ¿Por qué? Porque el alma duele más que el cuerpo (suena demasiado espiritual, ¿verdad?, y viniendo de mi queda raro...), es así de simple. No tenemos miedo a perder una pierna, tememos que nos rechacen por esa pérdida; no tenemos miedo a hacer daño, tememos que nos lo hagan; no tenemos miedo a que nos expresen sentimientos, tememos expresarlos y sentirnos vulnerables. Vivo instalado en la insatisfacción crónica y no puedo, por tanto, dar lecciones de nada además yo no soy para nada valiente, ni lo pretendo ni siquiera es buena idea. Pero sí tengo claro una cosa: si dejamos que el miedo decida por nosotros estamos perdidos, podremos equivocarnos o no pero seremos nosotros mismos y cargar con nuestros errores es mejor que arrepentirse de los aciertos. 
Después de la chapa os regalo un poema pa quien lo quiera, espero que lo utilicéis bien:

Trato hecho.

Este juego es demasiado peligroso,
hagamos un trato:
yo no me cuelo en tus sueños 
tú huyes de mis pensamientos durante el día.
Sabías que no lo íbamos a cumplir
ahora, el miedo nos invade.
Ya es tarde.
Lo peor de prestarte mi piel
es vivir con tu perfume
a la mañana siguiente.    

2 comentarios:

  1. "El miedo no es más que un deseo al revés" (Amado Nervo).
    Me ha encantado el poema ¿anónimo?. A ver cuando nos regalas algo tuyo a los "sufridores", perdón amnegados seguidores, de este blog. Como diría
    Clint Eastwood en la película Harry El Sucio:"Alégrame el día".

    ResponderEliminar
  2. No me quiero poner mistica, pero como no tener miedos si somos seres insignificantes en el inmenso universo ¿qué haríamos sin esos miedos que nos dan la posibilidad de elegir entre varias opciones? Mira los miedos como una opción de elección y no como una barrera para continuar.

    ResponderEliminar