26 marzo 2010

Historias del Savoy

Descubrí a José Luis Alvite cuando era adoleceste. Gracias a la costumbre de mi madre de deambular por todos los rincones de la casa con un transistor en el bolsillo. Por eso creo que soy tan "radioadicto", he crecido con los ecos de locutores radiofónicos por las habitaciones. Mi madre no proyecta sombra, irradia ondas. Alvite, es un periodista y escritor gallego que colaboraba, no sé si continúa haciéndolo, semanalmente en el programa que Carlos Herrera tenía en Canal Sur Radio (ahora en Onda Cero, Herrera en la Onda, creo que se llama). Tenía un minuto a la semana que paralizaba por completo mi existencia, dejaba lo que estuviera haciendo y arrimaba la oreja a mi madre para escuchar cómo Alvite nos regalaba una nueva historia del Savoy. Ese antro imaginario (se me cayó el mundo cuando descubrí que era pura invención) es el lugar donde me hubiera gustado nacer, he crecido con él y creo que me acompaña, aunque yo no lo quiera, a cada paso que doy, incluso es parte de mi forma de ser. 
José Luis Alvite es un periodista de los de antes que comenzó con una columna en Diario 16, ahora tiene una columna en el diario La Razón. Presume de mala vida y tienen varias ex y dos hijos a los que él mismo reconoce haber visto crecer por teléfono. Su voz de cenicero y bourbon te transporta a otro mundo, a otro siglo. Siempre me pregunté si este tipo recopilaría aquellas historias en un libro, y lo hizo. No hace mucho salió Historias del Savoy (4) acompañado de un CD de sus colaboraciones en radio. Leerlo es una delicia, escucharlo un viaje al pasado. 
Alvite es un maestro del calificativo, de la frase exacta en el momento exacto, de crear los personajes que yo siempre quise ser, de escribir como a mí me hubiera gustado hacerlo. Así que nada, os regalo dos perlas de este genio y no perdáis la oportunidad de escucharlo contar estas historias porque no os decepcionará.
Pon el vídeo antes de comenzar a leer...

Dinero con pulgas.

Aquel tipo era poca cosa, levantaba del suelo apenas un palmo sobre su sombra, se repetía en cinco minutos de conversación y no recuerdo que alguna vez saliese de su boca algo más interesante que el olor del chicle que mascaba todo el rato. Cuando se arrimaba a la pared del bar, era fácil que lo confundieses con el papel pintado. Mis amigas me reprochaban que lo desconsiderase y decían que era un tipo encantador. El caso es que siempre estaba rodeado de chavalas. Luego supe que tenía dinero, mucho dinero, tanto como para cambiar de coche cada vez que se le acabase el aroma del ambientador, suficiente dinero para pagar al contado las copas y el traspaso del local en el que las tomase. ¿Para qué diablos necesitaba aquel tipo la conversación? Tan absortas estaban en la desbordante imaginación de semejante riqueza, que las chavalas le reían incluso los carraspeos, los eructos y, si hiciese falta, el silencio. Hablé unas cuantas veces con él para averiguar si había otras razones para tanto éxito y llegué a la conclusión de que lo que las mujeres le reían no eran sus ocurrencias, o sus chistes, sino sus propiedades. Le profesaban una devoción verdaderamente servil que se parecía mucho a la que no pocas personas sienten por los artistas famosos, en cuyas manos a veces una bofetada hasta les parece un autógrafo. Encuentro justo que alguien se sienta seducido por el alma de otra persona, pero considero deplorable que se arrodille sin otro motivo que adorar su saneada contabilidad. Aquel era el ejemplo: un tipo que no las encandilaba con su belleza, con su conversación o con su alma, sino lisa y llanamente, con su peso en el catastro, y las hacía reír impresionadas sin duda por el dinero que le costaba el amarre de su yate en quince puertos distintos y el lujo de plantarse en cualquier casino por el simple placer de demostrarle a sus acompañantes lo feliz que le hacía atascar el black jack con el trajín de sus apuestas. Supe que hace unos cuantos años era muy aficionado al tiro al plato y que lo practicaba rodeado en el foso por todas aquellas atónitas amiguitas que disfrutaban en compañía de alguien al que suponían capaz de reventar a tiros en el aire cada tarde una vajilla de Limoges. Que careciese de modales era lo de menos. A las chavalas les importaba poco que aquel tipo en el fondo fuese un hombre burdo que en su círculo más restringido se divertía tomando el champán por un botijo.
Un día al leer el periódico me encontré con la noticia de su muerte repentina. Me interesé entonces por el eco que había despertado el óbito y descubrí que las muchachas que tanto lo adularan antes, se habían buscado por la vía rápida otros bolsillos en los que meter la mano. Les duró poco el dolor, no mucho más de lo que fueron capaces de aguantar la sed. En realidad, en vez de un amigo, habían perdido un sponsor, de modo que resolvieron la angustia del momento echándole un vistazo al listín telefónico, sin duda persuadidas del suyo no era el penetrante y perdurable dolor del corazón inesperadamente solitario, sino un simple revés fiduciario, un problema de liquidez, nada que no pudiesen resolver repasando con un dedo el resplandor monetario de las páginas amarillas. Como suelen hacer los perros, al faltarles la comida en la basura, cambiaron de portal.
En el fondo siento lástima por aquel tipo. Un amigo común que tiene la manía de pasarse de vez en cuando por el cementerio me comentó que en su tumba ni siquiera se detienen las flores expósitas que con el temporal arrastra el viento. Sus amiguitas de los buenos tiempos dieron su recuerdo al olvido y se buscaron otros hombres ricos con la natural prisa de que se les estaban acabando casi de un plumazo la juventud y la belleza. El tiempo pasó como si corriese por el atajo, igual que corre la brisa que viaja dentro de los aviones. Ahora todas ellas son mayores. Y aunque algunas noches salen a tomar copas, se dieron cuenta de que les ha ocurrido como a las pulgas cuando descubren que todos los perros que pasan a su lado van llenos de otras pulgas más sedientas. A veces hablo con ellas y aunque parecen felices recordando los buenos tiempos de risa y black jack, en el fondo se han plegado a la idea de que en la vida de cualquier rico de ocasión ellas ya no podrían ser sus caprichos. Sino, simplemente, sus pufos. Y si aún se mueven, supongo que será por temor a que las alcance su mal olor.


El Savoy


A estas alturas creo que ya todos sabemos que el jefe del Savoy es Ernie Loquasto, un tipo escarmentado por la vida que ya sólo se da prisa para perder el tiempo. Fue él quien me dijo que «de un tipo se sabe que es tranquilo cuando entre cigarrillo y cigarrillo, aprovecha para fumar». Una madrugada también me dijo que «un buen reloj sólo sirve para que las mujeres elogien tus modales». Acerca del matrimonio las ideas de Ernie son relativamente pintorescas. Suele decir que «el segundo matrimonio es una manera como otra cualquiera de separar el primero del tercero». Algo parecido le escuché al jefe cuando una noche en el club se me dio por evocar paisajes. Ernie me miró y me dijo: «¿El paisaje? Bobadas, Al. El paisaje sólo es lo que un fugitivo necesita para cambiar de ciudad». Del ex boxeador Sony «Sweet» Sullivan os hablé unas cuantas veces. Lleva años alejado del ring pero aún conserva secuelas de los golpes. A veces se acerca al barman del Savoy y le pregunta por el andén del tren a Chicago. En el boxeo no ahorró dinero. Gastó bastante en juergas con mujeres y dice la leyenda que un buen puñado de billetes el muy idiota los guardó en el fuego. Y cuando se dio cuenta, era un pobre diablo con el dinero justo para necesitar mucho más. Los billetes que le quedaban dicen que los gastó en pagarle al tipo que le enseñó a contarlo. También se dice de él que el hueso más duro de su rostro es la cereza del martini. Una madrugada me contó que en sus malos tiempos tras malgastar el dinero del boxeo, espesaba la saliva en la boca para tener algo que comer. Dudo que sea cierto, pero también se corrió por ahí que Sony había compartido la dentadura postiza con un ex-jugador de béisbol. ¡Pobre Sony! Dice que «en los Buenos tiempos del Madison, yo era negro como carbón a oscuras pero tenía un dinero, muchacho, así que, ¡lo que son las cosas! las chicas me confundían con Troy Donahue». Al piano suele sentarse el entrañable Larry Williams, un tipo que en los ensimismados momentos de nostalgia, toca suave como si interpretase a Gershwin con las manos en los bolsillos. Larry se casó tres veces. De sus ex esposas lo más íntimo que conserva son números de tres teléfonos cortados.

Del bueno de Larry el pianista escribió en una ocasión el reportero Chester Newman: «Este tipo viajó mucho antes de recalar en el club de Ernie Loquasto. Nunca paró mucho en los sitios. Se dice de él que entraba en las ciudades buscando expresamente la salida. En un local nocturno de Baltimore todavía le recuerdan como el pianista que debutó con su última actuación. A sus pies les cuesta seguirle los pasos. Pero Larry tiene una memoria emocionada de las cosas y de los lugares por los que pasó. La noche que le conocí en el Savoy, su partitura en el atril era un mapa de carreteras».

¡Chester Newman! ¡Dios Santo!, el viejo reportero del «Clarion» lleva decenios contándole a sus lectores los crímenes de la ciudad. Dice que un tipo es interesante cuando da que hablar o cuando hace sufrir. En una ocasión acudió al asesinato de un infeliz del que nadie sabía nada. A Chester le costó cubrir un puñado de párrafos con la historia de aquel desdichado. El colofón todavía hoy resulta de una expresividad indiscutible. Escribió Chester en el «Clarion»: «El caso es que el de ayer fue un crimen sin palabras, una noticia sin texto, algo así como haberle disparado directamente a mi papelera. La víctima fue un hombre irrelevante contra el que ni siquiera había una mala excusa para dejarle vivo. Nada más examinar el cadáver, el detective Fuller dijo que en un tipo así, lo único realmente interesante es el orificio de salida».

Circulan por el Savoy muchas leyendas referidas al detective Fuller. Personalmente comprendo que Fuller no es un tipo recomendable, aunque me cuesta creer que cuando nació, su madre presentase cargos contra él. Eso dice una de las leyendas que él se encarga de fomentar, como cuando en el 74 me dijo una madrugada en el club: «Muchacho, acabo de esclarecer el doble asesinato de la Calle 46 esquina a Broadway. Detuve a dos sospechosos. Con tres bofetadas uno de ellos confesó el crimen». Entonces le pregunté qué había sido del otro. Y Fuller me dijo: «¿El otro? Vamos, Al, a la cuarta bofetada, el otro acabó confesando su inocencia».


Humo y alcohol para todos.
Ciao!



 

24 marzo 2010

Música ligera.

Perdón por el "abandono" a todos, pero hay veces que la serpiente tienen que andar con cuidado con lo que habla por si se muerde la lengua. Tampoco voy a prometer que no se volverá a repetir porque te mentiría. Tratando de recuperar malas costumbres, he estado estoy un poco descentrado y no tengo paciencia demasiado tiempo para todo lo que me gustaría, os traigo propuestas musicales alternativas. Radio 3, para mí la mejor emisora musical del país y tristemente de las menos sintonizadas, nos propone una lista de cinco canciones imprescindibles para esta semana; yo os las traslado a esta, vuestra casa, pero un poco modificadas. 
Las he ordenado siguiendo el criterio que me ha dado la gana, para eso soy el que escribe esta mierda, pero van de menor a mayor interés para mi. Advertencia: si escuchas la primera canción y te encanta... no te martirices, vete con buen sabor de boca y corta justo cuando finalice el vídeo. Es por ti, a mi me importa un carajo. !Despegamos!  

All Out son un grupo muy joven de Sunderland, Massachusetts. No hacen ni dance, ni hip-hop, ni rock, pero lo mezclan todo, de cara a la primavera suenan muy fresquitos y están pegando un pelotazo importante en su tierra. Me temo que aquí van a triunfar y mucho, si no mira Lady Gaga... Se dan a conocer con Ligths, no suenan "demasiado" mal, ultracomerciales si, disfrútalos (o lo que sea...)

San Leon son justo lo contrario a los fiesteros anteriores. Si no fueran nada comerciales ya estarían siendo comerciales. Raros del carajo, es un grupo de Barcelona, London, Malabo y Bélgica, ahora entendéis muchas cosas. Sacan nuevo disco a final de este mes Bits & pieces se llamará. Aunque yo os traigo Beautifull os recomiendo que escuchéis Radical girl.

J. F. Sebastian son una jaula de grillos comparados con los anteriores (ya entenderás porqué) Se conocen en distintos momentos, en distintos lugares de la geografía española. Músicos callejeros que "aporrean" todo tipo de instrumentos, su frase de presentación lo dice todo: "No es pop, no es folk, qué pena que no sea rock", ni todo lo contrario, añadiría yo. Tienen dos discos en el mercado, el último muy reciente se titula Ten Cover y son un grupo de versiones desde Queen, Sex Pistols, Johnny Cash, The Strokers... en su myspace podéis escuchar algunas de estas versiones, suenan increíbles; estoy loco por hacerme con el disco, pero está difícil (ahí lo dejo...). El tema que os traigo es de su disco anterior, Ten Fingers y suena así. En serio, las versiones son brutales, no dejéis de escucharlas.


Ahora que nos invaden cantautoras, guapas, finas, de voces aterciopeladas tipo Russian Red, Any B. Sweet que aparezca Clara y nos inunde con su rock. Acompañada por Nacho forman His Majesty the King , sí, son sólo dos: ella guitarra y voz, él bateria, punto pelota. Aquí los traigo en acústico, pero en "lata" y en directo suenan muy, pero que muy bien

 
A mí me recuerdan a estos (salvando las distancias desde luego, por cierto ya los tengo en mi poder, jajajajaja, ¡gracias, pirata garrapata, gracias!!)
 
Si no te lo crees date una vuelta por el myspace de His Majesty y me lo cuentas.
 
Últimamente salen cantantes folk como setas, se ve que con estas lluvias se cultivan bien. Allan Pownall es la última sensación británica de este género, lo comparan con Jack Johnson (si no sabes de quién te hablo, búscalo en youtube) pero creo que este tipo tiene talento. Su carta de presentación es Chasing Time júzgalo tú mismo.
 
Y aquí se supone que debería venir un tema del último disco de Vicky Gastelo del que dicen que si se es humano terminará uno por sentirse identificado con alguna de las 12 canciones del disco. Buff! Se ve que estoy perdiendo la poca humanidad que me queda porque me ha parecido un plomo importante (no se ofenda nadie, y si se ofende...) Así que he decidido cambiarlo por otra cantautora surgida de otra nueva moda: la de las "hermanas de..." Sí, así es, ahora las hermanas de actrices famosas (cuando no las propias actrices) saltan al mundo de la canción de la mano de los amigos de las hermanas, qué lío ¿verdad?. Pero ¡ojo! a mi me parece estupendo que cada uno haga lo posible y lo imposible por estar ahí, yo lo haría... siempre que tuviera talento. A esta moda se ha apuntado, por ejemplo, la hermana de Paz Vega apadrinada y producida por el mismísimo Alejandro Sanz; y la que os traigo ahora: Rebeca Jiménez, hermana de la actriz Lucía Jiménez guapas donde las haya y con arte a raudales. A diferencia de la Vega, de la que no recuerdo el nombre pero escuché cantar... no recuerdo cómo de bien, en un programa de televisión, la hermana de Lucía tiene una voz que a mi me parece única. Aquí la tienes cantando una canción plomiza preciosa de Quique González (¡grande!) que ella hace que suene mucho mejor.
 
Ya os dije que Alan Pownall me parecía un tipo con talento, pues aquí os traigo el postre. Es el mismo tema que habéis escuchado antes pero en carne viva, verás cómo tengo razón.
 
Espero que os haya gustado pero tampoco me preocupa, la verdad, así que cuidado con la primavera, que la sangre altera. Nos vemos pronto.
Ciao a todos!
 
P.D.: ¡House ha vuelto! ¿te diste cuenta? jajajajajajaj

09 marzo 2010

Cine para pensar.

Hace tiempo vi El Concursante (2007) una extraordinaria película de Rodrigo Cortés protagonizada por Leonardo Sbaraglia. Jamás había escuchado hablar de ella, no tenía referencias previas, no conocía críticas, un director novel, ni siquiera recuerdo haberla visto en cartelera... nada. ¡Me encantó! Por cómo está contada: de forma ágil, diferente a todo lo que has visto anteriormente, con infinidad de recursos que exigen la atención y la colaboración del espectador para seguir la trama. Saltos al pasado, imágenes que aparecen y se desvanecen frenéticamente, escenas y personajes carismáticos que sugieren todo tipo de contradicciones a quien las recibe y un argumento tan simple como desquiciante que acaba enganchando de pricipio a fin. 
Pero sobre todo esta película es genial por lo que cuenta. Porque te hace pensar y reflexionar sobre algo que el común de los mortales ni siquiera sabe que existe, porque se nos escapa de las manos, sobre el único dios verdadero: el dinero. Cómo se crea, cómo se transforma y quién nos lo manipula. Toda la película se resume con esta frase que aparece en su cartel: Un golpe de suerte... puede arruinar tu vida. ¡y tanto! Os pongo en situación: 
Martin Circo es profesor de Historia de la Economía, pero profesor joven, guapo, listillo, enrrollao... de estos que gustan a todos los alumnos y hacen de una asignatura coñazo, una gozada. Pues bien, se convierte en el ganador del mayor premio concedido en la historia de la televísión, ¡tres millones de euros! en premios de todo tipo. Pero... ser millonario es muy caro y está a punto de descubrirlo...
Hay momentos que me recuerda a otra interesante película española, El Método, por la tensión y el desconcierto que provoca en muchos tramos del argumento, pero esta es mucho más interesante porque es más realista y está mucho más cercana a todos nosotros de lo que creemos. Lo mejor de El Concursante es la elegancia visual de muchas de sus imágenes y sobre todo la capacidad para exigir pensar al espectador. Es fantástico cómo nos cuenta las cosas de tal forma que te obliga, incluso sin darte cuenta, a reflexionar sobre lo que acabas de ver y eso, para mí es lo que distingue una película buena de una excelente. Cuentan las malas lenguas, que fue precisamente este el motivo por el cual estuvo tan poco tiempo en cartelera. Pensar es peligroso, no lo olvides.  Además cuenta con un atractivo más, a parte de ser española, cero efectos especiales. 
Sin embargo, lo que más me gusta de esta cinta es que estando sumergidos en plena crisis económica hasta el gañote, nos explica de forma tan clara y simple los motivos que nos han llevado hasta aquí, mejor dicho, que nos iban a traer hasta aquí (esta película es de 2007), que da miedo. Buscamos culpables en todos lados para cargar con este muerto, a veces sólo hace falta un espejo para encontrar al asesino. Mira este fragmento de la peli y me cuentas:



¿Qué, cómo se te ha quedado el cuerpo? Impresiona verdad. Pues bien, en tiempos de guerra cualquier trinchera es buena, y nos agarramos a un clavo ardiendo las veces que haga falta para mejorar nuestra situación. Si alguien nos dice exactamente lo que queremos oir, le damos credibilidad, incluso aunque sepamos que es mentira porque preferimos nuestra nube azul a la realidad gris y fria. Hace unos años hubo un analista económico (de cuyo nombre no puedo acordarme) que predijo advirtió de la que se nos vendría encima si no modificábamos ciertos "hábitos" de derroche consumo. Nadie le escuchó. Eran tiempos de bonanza extrema, no para escuchar chifladuras de matemático loco. Ahora este hombre ha vuelto a hablar, y ha hecho la siguiente reflexión: ¿y si esto que estamos viviendo ahora no es una crisis, sino el estado normal de la economía mundial? ¿y si lo de antes sólo era una realidad virtual creada por unos pocos para beneficio de esos pocos? 
Yo no soy economista, ni matemático, ni nada por el estilo, de hecho si miro fijamente el número de mi DNI me mareo un poco; pero creo que la cultura del bienestar en la que vivíamos era un espejismo muy bonito del que todos quisimos participar y nos engañaron dejamos engañar como chinos. La burbuja explotó y me temo que esto es lo que hay

Haber elegido la pastilla azul.     


04 marzo 2010

La Chana - Filosofía.

Hoy me he visto hace diez años. No sé por qué me recuerdo esperando el 20 en la parada del supermercado Spar que había cerca de mi casa, para subir a la Facultad en mi primer año de carrera. Cargando con una bandolera de pana, donde se aprisionaba mi carpeta forrada con sellos azules de las cajetillas de cigarrillos, (carpeta que aún conservo y conservaré mientras pueda) y un montón de miedos e ilusiones. Pasé en cuestión de meses de un colegio religioso exclusivo para chicos, a una facultad de Filosofía y Letras en turno de tarde, con lo que eso supone. ¡Maravilloso! Cada tarde a las tres y media se repetía la misma fotografía: mi cazadora azul de piel de borrego, mi bandolera y mis cascos puestos para escuchar la radio durante el trayecto. Recuerdo el itinerario perfectamente, tardaba media hora en llegar a la Cartuja, treinta fantásticos minutos de ida que eran sólo míos. Por aquel entonces yo era bocadicto, no penséis mal. Cada tarde de lunes a viernes, mientras subía a la facultad, escuchaba Boca a Boca, el mejor programa de radio que yo recuerde que daban en Formula Uno, la sección musical de Canal Sur Radio antes de convertirse en ese bodrio chabacano y cutre de Canal Fiesta Radio. Lo recuerdo con un cariño especial. Presentaba Vicky Tessio que después de aquello intentó adaptarse a la nueva línea editorial de la emisora, pero acabó marchándose. Se ve que su programa era demasiado elevado para el nuevo concepto musical que pretendía la cadena, esa festival carnavalero y fiestero de flamenquito fusión que no para de taladrarte la cabeza con nuevos grupos surgidos de la tierra como Los Caños, Los Rebujitos, y el carajo que los parió. 
El caso es que Boca a Boca acercaba cantantes que no podíamos escuchar en otro lugar que no fuera allí. Gente desconocida con un talento descomunal que comenzaban a despuntar en sus países pero poco más. Además mezclaba las canciones con diálogos de películas clásicas. Quiero destacar un autor que descubrí gracias a este programa, porque aún recuerdo cómo me sobrecogió la primera vez que lo escuché. Hoy os suena el nombre a todos, a unos para bien, a otros no tanto: Jorge Drexler. (si no te gusta este cantante, apaga y lárgate)
Una de las primeras canciones que me dejó sin palabras, de hecho creo que fue la primera vez que escuché a este tipo, fue esta:

Corazón de cristal

Creo que luego le siguió esta maravilla:

Antes

No había emule, o al menos yo no tenía acceso a él, así que tenía que esperaba día a día a que pusieran otra canción de este tipo capaz de despeinarte el alma con un verso, aquél que sabía lo que te pasaba por dentro antes incluso que tú mismo. Y Vicky nos regaló esto:

La edad del cielo

y luego Frontera

Visité una y otra vez la Biblioteca de Andalucía, que así se llamaba (y se llama), la primera biblioteca municipal en condiciones que tuvo Granada, porque era la única que prestaba discos, buscando a ese tal Jorge del que nunca había escuchado hablar. No hubo suerte. Así que sólo me quedaba este programa de radio que me acompañó durante años, dos concretamente, porque luego se convirtió en la fiesta calorra esta que os digo, que me dejaba perlas de este cantante que parecía argentino (es uruguayo) y con ese apellido que siempre envidié por la "x" de enmedio. Pero al final se consagró, no podía ser de otra manera, coincidiendo con el final de mi carrera. Le había perdido la pista, ya no habían quitado Boca a Boca, ya no sobía en autobús, ya tenía otras inquietudes; hasta que escuché esto y recordé porque este tío es de los pocos, poquísimos, canta autores que me había conquistado. 
Las dos canciones que siguen son de mis favoritas así que os pongo karaoke porque me parecen increíbles (sobre todo la segunda):

Transporte:
Desde ahora mismo y aquí /hacia donde quiera que estés, /parte de mi alma /parte a tu encuentro. /Sabes que te llevo dentro mío /igual que yo sé que tu me llevas dentro. /Se trata de un leve pulsar /que se abre camino hacia ti /cruzando las estaciones, constelaciones, /los momentos. /Digo que esta vida es llevadera /sólo porque sientes tú /lo que yo siento. /Donde tu estás /yo tengo el Norte, /y no hay nada como tu amor /como medio de transporte. /En este instante, /precisamente, /más canto y más te tengo yo /presente, más te tengo yo presente.

Deseo:
Yo soy, tan sólo /uno de los dos polos; /de esta historia, la mitad. /Apenas medio elenco estable; /una de las dos variables /en esta polaridad: /más y menos, /y en el otro extremo /de esa línea, estás tú, /mi tormento, /mi fabuloso complemento, /mi fuente de salud. /Deseo /mire donde mire, /te veo /mire donde mire, te veo /mire donde mire, te veo…. /Igual que hace millones de siglos /en un microscópico mundo distante, se unieron /dos células cualquiera… /Instinto, /dos seres distintos /amándose por vez primera. /Deseo /mire donde mire, te veo /mire donde mire, te veo /mire donde mire, te veo…. /Dulce magnetismo: /dos cargas opuestas /buscando lo mismo...

Transporte y Deseo

 
Pero el éxito de verdad le llegó con una de las canciones más redondas que yo jamás he escuchado. Lamentablemente, él no pensará lo mismo, llegó a los 40 con este tema:
 
Todo se transforma
     

Es posible que no te guste. De hecho es bastante fácil que te sature esta música, yo mismo no soporto a muchos canta autores, la mayoría me parece un coñazo. Pero al César lo que es del César; a este tipo le tengo un cariño especial por lo que ya he contado y porque no hace canciones, cuenta cuentos y yo soy un enamorado de los cuentos. Además no te olvides de una cosa: es el único cantante en lengua hispana que tiene un Oscar de la Academia por esta canción (BSO de Diario de una motocicleta) que no le dejaron cantar durante la ceremonia de entrega de los premios

Al otro lado del río

Quizá este tío me gusta en el fondo porque siempre soñé ser alguien como él. Con su apellido enigmático, su porte chulo y aire distinguido, pero sobre todo porque me cuenta lo que siento con tres versos y dos acordes, porque me parte el alma con una frase, porque enamora con un suspiro... porque uno asume los encantos que tiene y este tipo tiene todos los que yo habría elegido.  En el fondo sé que el secreto de mi sesiblería sensibilidad se lo debo a muchas de sus canciones, probablemente a estas, pero también sé que sólo me las presta para enamorarte, luego vuelvo a ser el mismo tonti de siempre. Si todo sale bien, dentro de un mes lo veré en directo y comprobaré si mi unicornio es mito o realidad, en cualquier caso cerraré una puerta que había dejado entornada.

Os dejo con esta maravilla, para quien la quiera, para quien es...

Don de Fluir (yo no lo tengo, pero lo intento)


Te gustó...   
     

Dulce experiencia.

Nunca he sido de best seller. Ni siquiera me gusta el término. Cuando medio mundo estaba maravillado con Da Vinci y su código yo leía la primera novela desconocida de Dan Brown (que me parece bastante mejor escrita, dicho sea de paso), luego, como era lógico, se convirtió también en superventas y la guardé no recuerdo dónde para leer el famoso código. Tardé diez años en comenzar a leer Los Pilares de la Tierra desde que se publicó (si no lo has leído deberías comenzar), reventando el panorama de ventas literario conocido hasta entonces. Desconfío de aquello que me venden las multinacionales porque nos iguala, generalmente en estupidez, uno ya tiene bastante con cargar con su mediocridad como para dejarse además manosear el cerebro. Es cierto que muchos de estos superventas son grandes obras literarias, con ese respaldo quién no, pero también es cierto que la mayoría dejan mucho que desar. Sea como fuere hay que reconocer que ayudan a fomentar la lectura y eso es de agradecer en cualquier caso. 
Adoro, sin embargo, lo raro especial, aquello que resulta fuera de lo común, la extravagancia convertida en arte, en forma de vida. La obra que os traigo hoy fue elegida la mejor novela en lengua castellana de 2006, éxito de público y ventas, no de crítica; o al menos no de forma unánime. Yo he terminado de leerla devorarla ahora, cuatro años después de su éxito. De Nocilla Dream se han dicho muchas cosas, buenas y malas, pero en todas las críticas o reseñas que encontraréis de ella aparecerá la siguiente duda: Nocilla Dream es una ¿novela? Hacer una crítica de esta novela (yo no dudo) sería estúpido e inútil, yo sólo os cuento lo que me ha parecido a mí, si os interesa bien, si no... arriba a la derecha del todo hay una crucecita púlsala y aprovecha tu tiempo de otra forma más productiva. 
A lo que vamos. Para mí es una novela centrifugada y extraordinaria (que no es ni bueno ni malo, sino fuera de lo ordinario) que exige la atención del lector en todo momento y eso es lo genial. Particularmente me resulta muy atractiva porque tiene una caleidoscópica visión de la realidad que me atrapó desde el principio. Entiendo que existan lectores "tradicionales" que se sintieran casi estafados por el autor, por como está concebida la novela, por la estructura formal de la misma, pero eso es precisamente lo que la hace grande. Desde siempre nos han vendido la vida como algo lineal: el ser humano nace, crece, se reproduce y muere, pero... y todo lo que se queda en medio, ¿no forma parte de la vida? Desengaños, alegrías, decepciones, amores, pasiones, aquel tipo que no conocías de nada con el que flirteaste que casi te cuesta tu matrimonio, la vecina rubia de armas tomar a la que ayudaste a cometer aquella infidelidad, aquella mierda que te metiste en mal momento y te sentó tan bien, el primer polvo, tu último porro, todo lo que pensaste y nunca dijiste, todo lo que dijiste que jamas pensaste, los besos que nunca dimos, los que robamos y nos dejamos robar... Todo esto nunca es lineal. Nocilla Dream la componen ciento trece fragmentos de realidad, de vidas que son una misma vida. No existe hilo argumental, en principio, leídos con atención, cada uno de estos mordiscos, componen una trama argumental de sensaciones y argumentos magistral. Es de lo más interesante que he leído en mucho tiempo, de entre todas las perlas que componen la obra he rescatado esta para dejaros con la miel en los labios. 

Respecto a los saludos que dispensaba Samantha a los caminantes, camioneros y viajeros en general cuando pasaban por delante del Honey Route mientras se hacía las uñas de los pies en el porche a media tarde, esa hora en la que aún no hay clientes y las chicas no están embadurnadas en saliva, hay que decir que sólo tenían como propósito desear un buen viaje, afirmarse en la idea de que existía un mundo más allá de sus uñas y su porche y nada más. Por eso cuando un hombre frenó en seco su Ford Scorpio y se acercó a Samantha y le cogió de la mano para decirle de golpe lo guapa que era, se le encendieron las mejillas y a punto estuvo de soltar una lágrima sobre la laca de uñas roja que la emoción le había hecho derramar al suelo. Mientras tomaba algo, sentado a su lado, dijo llamarse Pat, Pat Garret, y no tardaron en besarse, lo que les llevó inmediatamente a la habitación. Samantha jamás había estado con un hombre a esa hora en la habitación. De repente, como otra vida. Pat tenía una afición: coleccionar fotografías encontradas. Todo valía con tal de que salieran figuras humanas y fuera encontrada. Viajaba con una maleta llena. Mientras miraba un punto fijo en la pared de la habitación, le contó que después de haber trabajado en un banco en LA, había heredado inesperadamente, así que dejó el trabajo. Su afición por las fotografías le venía del banco, por culpa de ver a tanta gente; siempre imaginaba cómo serían sus caras, sus cuerpos, en otro contexto, más allá de la ventanilla, que era también como el marco de la fotografía. Pero tras haber cobrado la herencia, su otra afición, el juego, lo había llevado a perderla casi en su totalidad. Ahora se dirigía al Este, a Nueva York, en busca de más fotografías. Aquí, en el Oeste, siempre andamos a vueltas con los paisajes, pero allí todo son retratos, le dijo. Abrió la maleta y le fue dando las fotos, que ella miró una a una sin atención pero con ganas de comprender. En un momento dado él le dijo señalando con el dedo una foto en la que un grupo de colegialas posaba un día de fin de curso del 78, ¿Ves a esta niña de ahí? ¡Es tan guapa que podrías haber sido tú! Entonces Samantha se armó un taco imaginando todas esas vidas que ahora, emulsionadas, pasaban por sus manos, pero un taco que le hizo creer por un momento que tenía una gigantesca familia más allá de las compañeras de burdel y hombres de carretera. Cayó sobre el pecho de Pat y lo abrazó. Él le dijo, Te llevaré conmigo a Nueva York. Se quedó muchos días más, ella le preparaba la comida y no salían de la habitación. La noche que Pat se fue, a Samantha le despertó el motor del Ford. No se movió de la cama, pero estuvo despierta hasta que amaneció, y ya de mañana, tras descartar que se hubiera ido a Carson City a por tabaco, se sentó en el porche a hacerse las uñas de nuevo, y lo olvidó todo y saludó a un joven que con una mochila del ejercito pasaba caminando hacia la US50, y le gritó, ¡Si ves a un tipo en un Ford Scorpio Rojo que viaja solo hacia Nueva York dile que vuelva! Él ni la miró. Ahora habrá dos maletas llenas de fotos tiradas en dos lugares del desierto. Rostros, familias, posibles parejas que ya sólo serán teóricas, retratos de una y otra maleta que no llegarán a encontrarse.   

Agustín Fernández Mallo es el autor de la novela. Físico de profesión (lo que explica muchas cosas) que ejerce en el ámbito de la física de las radiaciones nucleares con fines médicos. Amante de la postmodernidad, de hecho acuñó el término de Poesía Postpoética, publicó varios libros de poesía hasta que decidió echar a rodar su Proyecto Nocilla una experiencia narrativa compuesta por una trilogía que se cerró el año pasado con su última novela Nocilla Lab. Si queréis saber más compraros el libro y gastar el dinero en algo productivo que estamos en crisis. Eso sí si os gusta leer con desarrollo, nudo y desenlace, olvidaros de este libro, el capítulo más largo tiene tres páginas, el más corto una línea y todos guardan relación con todos, como la vida misma. Todos nosotros formamos parte de la vida de los demás y viceversa. Disfrutarlo, yo ya estoy inmerso en la segunda parte, Nocilla Experience ya os contaré.
Por cierto fijaros bien en ese árbol del desierto de Nevada, si leéis el libro sabréis  de qué hablo, es fundamental en esta historia.