01 febrero 2010

El guardián dejó de vigilar.

El pasado 27 de enero falleció Jerome David Salinger, tenía 91 años y escribió una de las obras más influyentes de la literatura: El Guardián entre el centeno de obligada lectura para todos.
J. D. Salinger nació el 1 de enero de 1911 en New York en el seno de una familia acomodada y de estricta moral religiosa. Cursó estudios en Europa, pasó por una academia militar y sirvió al ejército durante la II Guerra Mundial. Niño problemático, al igual que el protagonista de su novela, que fue expulsado de varias escuelas y comenzó a escribir en la adolescencia de forma clandestina. Comenzó a realizar pequeñas colaboraciones en The New Yorker, su revista de referencia, donde publicará su primer éxito: Día perfecto para el pez plátano en 1948. Tres años más tarde, en 1951, publicará su obra maestra The Catcher in the Rye que alcanzará un éxito inmediato de una dimensión inesperada. Ese mismo año Salinger se retira para siempre de la vida pública. Publicará un par de novelas más, Nueve historias (1953) y Fanny y Zooey (1961) ya recluído en su casa de campo a las afueras de Nueva York. Holden Caufield, su mordaz y afilado protagonista dice en un pasaje del libro: "me gustaría encontrar una cabaña en algún sitio y con el dinero que gane instalarme allí el resto de mi vida, lejos de cualquier conversación estúpida con la gente". Lo consiguió.
Uno tiene la sensación de que Caufield, el alter ego de Salinger, es en realidad el yo que el protagonista siempre quiso ser. En esta ocasión no es el personaje de ficción quien se alimenta y vive de las experiencias del escritor, si no el autor quien hace lo posible y lo imposible por hacer realidad su novela. En realidad Salinger es Caufield y hará cualquier cosa por conseguirlo. Se vendieron más de sesenta millones de ejemplares en el mundo de aquella novela, aún hoy vende cada año más de 250.000.
El Guardián entre el centeno es una obra fascinante por muchos motivos. Retrata de forma única y de realidad extrema las contradicciones del mundo adolescente, sus miedos, la hipocresía social, el miedo atroz a crecer y unirse al mundo adulto, despiadado y egoísta que se esconde tras la falacia de la eterna felicidad. Retrata a la perfección el otro "sueño americano", el de carne y hueso, que se repite generación tras generación. La forma de contar la historia es excepcional, el lenguaje utilizado, la estructura, los diálogos. Consigue que el lector se identifique y se implique en la vida del protagonista como si fuera la suya propia. El protagonista, Holden Caufield, critica ferozmente el engaño al que lo somete la vida social que lo rodea, esa idea del todo vale, todo es posible en un mundo de libertades y posibilidades infinitas. Mentiras que generaciones como la mía aún siguieron tragándose y para las que el mundo real sólo tiene etiquetas: yo crecí dentro de la generación X, a la que siguió la Y y ahora parecer ser que viene la NiNi. Todas tienen lo mismo en común, un desengaño terrible de la realidad que le ha tocado vivir, cuesta darse cuenta de que el principe azul en realidad es un sapo y de los gordos. 
Otra de las cosas que hace especial esta novela es la rumorología que envuelve tanto a la obra como al autor. Mark Chapman, el asesino de John Lennon, justificó su acción basándose en páginas de esta historia en la que, se dice, existen códigos ocultos y claves sicológicas que incitan a matar. Yo de momento, sólo de momento, no me he visto impulsado a hacer algo así (¡cuidado!), pero siempre fue considerado un libro maldito poque, al parecer, muchos asesinos en serie tenían ese libro sobre su mesita de noche. No obstante, siguiendo esta lógica, a nadie se le ha ocurrido considerar la Biblia un libro maldito, a pesar de que muchísima gente la leía antes de cometer sus crímenes, con el añadido de que aquí sí encontraban justificación para tales actos. ¡Ay, esa doble moral!
Sin duda parte de la fascinación que ejerce esta novela se debe también a su particular autor. Muy pocas imágenes se conservan de J. D. Salinger, se convirtió en eremita en la cima de su éxito haciendo de su casa una fortaleza de la que espantaba a los curiosos a escopetazos. Su hija Margaret publicó una biografía sobre su padre en 2000 donde lo muestra como una persona enferma que se bebía su propia orina, obsesionado con la religión, entregado al Budismo, después a la Cienciología y por último a la Ciencia Cristiana (era obvio que tenía que haber temas religiosos de por medio, el padre de Salinger era un judío de los de agarrarse)  que llegó incluso a abusar de su mujer a la que mantenía como una "virtual prisionera". Además padecía "glosolalia" (si no sabes qué es... ¡búscalo!) que encaja bastante con su forma de entender la realidad. En definitiva un tipo raro del carajo, pero aquí se valora la obra, no el autor.
Así comienza El Guardián entre el centeno de J.D. Salinger, si quieres saber cómo termina, ya sabes lo que tienes que hacer.
Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací, cómo fue todo ese rollo de mi infancia, qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y demás puñetas estilo David Copperfield, pero no tengo ganas de contarles nada de eso. Primero porque es una lata, y, segundo, porque a mis padres les daría un ataque si yo me pusiera aquí a hablarles de su vida privada. Para esas cosas son muy especiales, sobre todo mi padre. Son buena gente, no digo que no, pero a quisquillosos no hay quien les gane. Además, no crean que voy a contarles mi autobiografía con pelos y señales. Sólo voy a hablarles de una cosa de locos que me pasó durante las Navidades pasadas, antes de que me quedara tan débil que tuvieran que mandarme aquí a reponerme un poco. A D.B. tampoco le he contado más, y eso que es mi hermano. Vive en Hollywood. Como no está muy lejos de este antro, suele venir a verme casi todos los fines de semana. El será quien me lleve a casa cuando salga de de aquí, quizá el mes próximo. Acaba de comprarse un Jaguar, uno de esos cacharros ingleses que se ponen en las doscientas millas por hora como si nada. Cerca de cuatro mil dólares le ha costado. Ahora está forrado el tío. Por si no saben quién es, les diré que ha escrito El pececillo secreto, que es un libro de cuentos fenomenal. El mejor de todos es el que se llama igual que el libro. Trata de un niño que tiene un pez y no se lo deja ver a nadie porque se lo ha comprado con su dinero. Es una historia estupenda. Ahora D.B. está en Hollywood prostituyéndose. Si hay algo que odio en el mundo es el cine. Ni me lo nombren.
Pinta bien, ¿verdad?

1 comentario:

  1. Como el mismo Salinger dijo al New York Times en 1974: "Es maravillosamente apacible no publicar nada". "Publicar constituye una terrible violación de mi intimidad. Me gusta escribir, adoro escribir, y les aseguro que escribo regularmente. Pero escribo para mí y para mi propio placer, y quiero que me dejen en paz".

    Ya veremos si sus hijos respetan el deseo de "Peter Pan" y mantienen todo lo que ha escrito en el anonimato o a estas horas ya han rastreado su refugio en busca de publicaciones postumas. Y ya no hablamos de los derechos de su obra para "prostituirse en Hollywood".
    ¡Que viva el sueño americano y que él logre descansar en paz!

    ResponderEliminar