Se escapa febrero. Aquí tocaría una paliza sobre el mes del amor, con cupidos, valentines, eros y venus cualquieras. Os daría la chapa con la teoría del amor como posesión, que todos vemos fatal y primitivo pero que en realidad es el único que existe, pero eso para otro día. Así que os dejo esto, que cada cual saque su concepto de amor...
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Aún me dura la resaca de la última noche - le dije acercándole el gin-tonic.
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No hablas de alcohol, ¿verdad? - respondió burlona.
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De sobra sabes que no, -asentí-.
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Quise dejarte buen sabor de boca – dijo –
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No hacia falta tanto.
-En realidad, quise robarte un buen recuerdo.
-
Entonces, querida, te faltó demasiado. – bromeé – desapareciste en lo mejor.
-
La soledad es la única que se queda cuando todos se marchan, - me dijo
encendiendo un cigarrillo que me puso celoso – por eso procuro tenerla siempre
cerca para que me haga compañía.
Aquella fue la única mujer en mi vida que me tuvo a su merced, habría hecho cualquier estupidez que me pidiera. Alguien como yo, que sólo se vende por un beso, jamás hubiese imaginado que su mundo se pondría patas arriba por culpa de unos ojos enormes y unos labios profundos. Claro que tampoco esperaba que todo fuera a peor el día que ella salió de mi vida.
El problema fue, me explicaba Barnie durante una de tantas borracheras filosóficas, que tú siempre creíste que había entrado en tu vida cuando ella ni siquiera se asomó porla ventana. Las mujeres,
amigo mío, son como los gatos: por más que nos empeñemos son ellas las que nos
tienen a nosotros y no al contrario.
La tuviste a tiro, muchacho. – asentí con la cabeza – Pero incluso alguien como tú sabe que para volver a perderla es mejor morir en el intento. Al menos, así, la derrota parece más victoria con el tiempo.
Eso espero, suspiré saboreando el carmín tatuado en su copa.
Eso espero…
Te hechicé tanto, tanto, tanto...
¿Y el postre? En forma de poema....
Cuánto vale mi vida triste
si no supe apreciar
ni uno sólo de los besos que me diste.
Otro día más, pero no mejor....
Aquella fue la única mujer en mi vida que me tuvo a su merced, habría hecho cualquier estupidez que me pidiera. Alguien como yo, que sólo se vende por un beso, jamás hubiese imaginado que su mundo se pondría patas arriba por culpa de unos ojos enormes y unos labios profundos. Claro que tampoco esperaba que todo fuera a peor el día que ella salió de mi vida.
El problema fue, me explicaba Barnie durante una de tantas borracheras filosóficas, que tú siempre creíste que había entrado en tu vida cuando ella ni siquiera se asomó por
La tuviste a tiro, muchacho. – asentí con la cabeza – Pero incluso alguien como tú sabe que para volver a perderla es mejor morir en el intento. Al menos, así, la derrota parece más victoria con el tiempo.
Eso espero, suspiré saboreando el carmín tatuado en su copa.
Eso espero…
Te hechicé tanto, tanto, tanto...
¿Y el postre? En forma de poema....
Cuánto vale mi vida triste
si no supe apreciar
ni uno sólo de los besos que me diste.
Otro día más, pero no mejor....
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